Ante el aumento del costo de vida, es una realidad que a muchas personas les está costando llegar a fin de mes con sus finanzas balanceadas; es por eso que la elaboración de un presupuesto familiar se vuelve esencial ya que nos permitirá conocer a detalle nuestra situación económica y así adoptar medidas que nos permitan vivir más tranquilamente.
Si nunca has elaborado un presupuesto familiar es posible que al inicio te parezca un proceso tedioso; sin embargo, con un poco de práctica podrás hacerlo sin mayores complicaciones y así tomar las riendas de los gastos en tu hogar.
Cómo elaborar un presupuesto familiar
Empecemos por decir que un presupuesto es en esencia un documento que incluye tanto los ingresos como los egresos de una familia. Hacer una recopilación mensual de lo que ganamos y lo que gastamos nos permite planificar de mejor manera y nos ayuda a recortar o reorientar gastos cuando el balance de nuestra cuenta bancaria se va acercando a los números negativos.
El primer paso para la elaboración de un presupuesto es registrar todos tus ingresos fijos, es decir, aquellos que recibirás mensualmente de manera segura; por supuesto, hablamos de sueldos u honorarios que se perciben de manera regular pero también pueden incluir pensiones, ayudas sociales, ingresos por rentas o intereses de una inversión.
El segundo paso es el registro de gastos, este proceso conlleva un poco más de trabajo y puede ser aburrido; sin embargo, es esencial que seas minucioso y honesto, pues de ello dependerá que tu presupuesto sea fiable y útil para ti y tu familia.
El registro de los egresos se divide en cuatro apartados:
Gastos fijos obligatorios: Son aquellos gastos necesarios y periódicos, cuyo monto y vencimiento conocemos de antemano. Hablamos de la renta y/o hipoteca, seguros, educación, impuestos, créditos. Estos pagos son prioritarios porque de no hacerlos podríamos incrementar la deuda, sufrir penalizaciones o perder nuestros bienes.
Gastos variables necesarios. Esta categoría incluye los gastos indispensables para nuestra vida cotidiana pero cuyo monto puede variar mes con mes, por ejemplo, el costo de alimentación, los servicios de vivienda como el agua, electricidad, telefonía e internet; limpieza, transporte, vestimenta y calzado.
Gastos discrecionales. Se trata de gastos prescindibles pero que en la mayoría de los casos no queremos descartar. Por ejemplo, el tan criticado café de la mañana de camino a la oficina o los múltiples servicios de streaming que hemos ido acumulando especialmente desde que la pandemia cambió nuestros hábitos de ocio. También incluimos en esta categoría las comidas fuera de casa, el gimnasio, las actividades de esparcimiento, etc. El registro de este tipo de gastos nos permitirá detectar y detener las fugas de dinero, pues es común que no tengamos claro cómo es que gastamos la quincena.
Ahorro. Llegamos al rubro del que muchos escapamos cuando hacemos un presupuesto pero que es esencial considerar como si fuera otro “gasto fijo” pues nos ayudará a enfrentar imprevistos. Los expertos recomiendan que del total de nuestros ingresos dediquemos el 50 % a gastos obligatorios y necesarios; el 30 % a gastos discrecionales y el 20 % al ahorro. Pero si te es complicado empezar con ese monto, puedes dedicar al inicio un 10% e ir incrementando el porcentaje conforme mejores el manejo de tu presupuesto y tu situación financiera.
Un presupuesto lo puedes elaborar en una hoja de cálculo como Excel o Google, aunque también existen numerosas apps para teléfonos que te ayudan a controlar tus gastos e ingresos de manera muy sencilla. Hay personas a las que les encanta llenar hojas de cálculo y otras que prefieren registrar todo en su celular. Elige la opción que sea más amigable para ti, pero comprométete a llevar un registro exhaustivo de tus ingresos y egresos.
El trabajo no termina con el registro, falta la tarea más delicada: realizar el balance al final de mes para poder determinar si tus finanzas están en terreno positivo o negativo.
En ocasiones, terminar un mes en negativo se compensa con mejores resultados en otro mes, pero si la balanza siempre está en números rojos, es momento de sacar las tijeras para ajustar tus gastos; comienza por los superfluos o discrecionales, pues dejar de hacer los pagos obligatorios y necesarios pueden repercutir seriamente en nuestra calidad de vida y afectar nuestro historial de crédito o acarrearnos problemas legales. Vale más dejar el moka de la mañana que atrasarte con el pago de un crédito.